Perros y petardos

Nos encontramos en una fecha cargada de festividades, pero también de estrés y malos ratos para los perros y demás mascotas, y preocupaciones para los dueños de las mismas. En esta entrada te cuento el porqué y algunos trucos o consejos para sobrellevar la situación de la mejor manera posible.

Existe la tradición en los Países Bajos de celebrar el comienzo de año nuevo con fuegos artificiales. Aquí no se toman las doce uvas, como en España, sino que, en cuanto suenan las campanadas, se cubre el cielo de chispeantes colores por todas partes. Además, desde finales de octubre empiezan a oírse en la calle petardos cada cierto tiempo, aumentando la frecuencia conforme se aproxima la Navidad. Y es que hasta este año era legal que cualquier particular comprara petardos y fuegos artificiales y los prendiera por su cuenta.

El espectáculo que se formaba todas las Nocheviejas era impresionante, ya que no importaba dónde estuvieras o hacia dónde dirigieras la mirada, que todo lo que veías eran fuegos artificiales. Era realmente bonito y el ambiente que se creaba era muy festivo.

¿Sabías que…? A pesar de la fama de tacaños que tienen los neerlandeses, en estas fechas se esmeraban en comprar los fuegos artificiales más espectaculares que pudiera haber en el mercado. Incluso había muchos que iban un día a Bélgica, nuestro país vecino, porque allí al parecer se podían encontrar fuegos artificiales más llamativos y por mejor precio, y volvían con los coches cargados hasta arriba, dejando en las tiendas su paga extraordinaria de diciembre.

Pero no todo era fiesta y alegría, esta bonita tradición conlleva una parte negativa: altos niveles de contaminación del aire -por la humareda que se forma-, contaminación lumínica y contaminación acústica, siendo esta última nefasta para los perros y otras mascotas (y el resto de animales, supongo) que, con el sentido del oído muy desarrollado, se asustan al oír los petardos porque no saben lo que está sucediendo. Por no hablar de los frecuentes accidentes que tenían lugar cada año, como coches destrozados, incendios en apartamentos o personas con lesiones graves, derivados de un uso irresponsable de los explosivos.

Por estos motivos, el gobierno ha prohibido este año el uso de petardos y fuegos artificiales a nivel particular y los ha restringido al uso profesional por parte de empresas especializadas, contratadas por los ayuntamientos. “Qué alivio, Kiara -mi perra- podrá tener unas navidades en paz”, pensé inmediatamente cuando me enteré. Pues bien, en Nochevieja no sé lo que pasará o dejará de pasar pero por ahora… ¡mi gozo en un pozo!

A finales de octubre, como todos los años, comenzaron a oírse petardos por la calle, y es que aunque se haya ilegalizado su uso en el país, mucha gente sigue yendo a Bélgica a hacer sus compras. Además, la venta en el mercado negro al parecer se ha disparado. No obstante, tengo que reconocer que la frecuencia con que se oyen los petardos está siendo menor que en años anteriores, lo que probablemente quiere decir que la mayoría de personas sí está respetando la nueva normativa.

Respecto al efecto que sobre las mascotas produce el ruido de los explosivos, obviamente depende de cada animal, no todos lo pasan igual de mal. Mi perra, Kiara, es particularmente dramática en este sentido, siempre ha sido muy asustadiza desde pequeña y ahora, con casi once años, parece más sensible aún (la edad no perdona a los perros tampoco). Entre los signos que muestra destacan temblores, jadeos, lengua que se torna azul, ritmo cardíaco muy acelerado y cojeos y contracturas musculares a causa de la tensión acumulada en el cuerpo día tras día. También le cambia mucho el comportamiento: no quiere salir a la calle -¡con lo aventurera que ella es normalmente!-, apenas quiere comer -no vaya a ser que le caiga una bomba encima mientras está distraída comiendo-, se pasa el día buscando escondites por toda la casa sin que ninguno le parezca suficientemente seguro y a veces se despierta en mitad de la noche, cuando ya no hay petardos, pretendiendo que la saquemos a hacer la caca que no se atrevió a hacer durante la tarde. Por supuesto, dejarla sola en circunstancias así no es una opción.

Por si tienes perretes en situación similar, te cuento los trucos que hemos encontrado que ayudan un poco a sobrellevar el asunto:

  • Ponerle un chaleco antiestrés o thundershirt. Los venden en muchas tiendas, en diferentes tamaños. Nosotros le ponemos a Kiara uno que con mucho cariño le cosió a medida nuestra vecina. La clave está en ponérselo antes de que empiece con los miedos, para evitar que haga una asociación negativa. No es una solución mágica pero sí que ofrece cierto alivio.

  • Darle gotas de aceite de CBD. En el caso de Kiara, es lo que más le ayuda a reducir la ansiedad. Empezamos en octubre dándole una gota mezclada con el pienso y vamos aumentando la dosis progresivamente conforme se acerca la Navidad. A nosotros nos los recomendó el veterinario con objeto de intentar evitar un posible infarto; si te estás planteando darle una oportunidad a estas gotas, te aconsejo que consultes primero con tu veterinario antes de hacerlo, por si acaso hubiera alguna contraindicación en el caso particular de tu perro o para que te indique la concentración y dosis más adecuada.

  • Poner música que camufle los ruidos de la calle. Es una medida muy efectiva pero hace que termine uno con la cabeza hecha un bombo de oír tanta música todo el día, así que nosotros reservamos este truco para los momentos que sabemos que van a ser peores -el 31 de diciembre y los dos o tres días previos-.

  • Hacer un viaje, cuando sea posible, a una vuurwerkvrije zone, es decir, una zona donde se sabe con seguridad que no va a haber petardos ni fuegos artificiales.

  • Y por supuesto, evitar dejar solo al animalico en estas fechas, a no ser que sea estrictamente necesario, mantener la calma en todo momento (ya que los perros se contagian de todas nuestras emociones), tener paciencia y darle la mayor compañía posible.

Como verás, hay costumbres que no son aptas para todos los públicos. ¿Cómo se celebra la Nochevieja en tu lugar de residencia? ¿Tienes mascotas que sufran las consecuencias de alguna tradición aparentemente bonita? Sin más, te deseo una feliz entrada en el año 2021.

¡Que pases un buen día! Fijne dag verder!