Donación de órganos en los Países Bajos

Con la llegada del nuevo año, muchas personas se comprometen consigo mismas a cumplir buenos propósitos durante el año. Por ello, me ha parecido un momento apropiado para escribir sobre cómo funciona el registro de donantes de órganos y tejidos en los Países Bajos.

¿Sabes esa lista de cosas que hacer que seguramente tienes en algún cajón de algún mueble? No me refiero a la de corto plazo, la que te recuerda que el próximo jueves debes llamar a tu amigo Juan para felicitarle el cumpleaños o que ya va tocando una revisión en el dentista, sino a esa de cosas que hacer “en algún momento en que tenga tiempo libre” y que, con frecuencia, quedan relegadas a un segundo plano. Pues bien, cuando yo era más joven tenía una lista de este tipo y, durante años, contuvo un elemento que quedó pendiente de hacer para siempre.

Desde que cumplí la mayoría de edad tuve la intención de ir a registrarme como donante de órganos. Nunca llegué a hacerlo por varios motivos -como no darle prioridad al no ser urgente-, pero cada vez que me acordaba o me cruzaba con mi propia lista, se me clavaba una espinita y pensaba que era un asunto que debía dejar solucionado.

El caso es que pasaron los años y me mudé a vivir a Holanda. A los seis meses de haberme inscrito en el ayuntamiento, me llegó una carta del Ministerie van Volksgezondheid, Welzijn en Sport (“Ministerio de Salud, Bienestar y Deporte”) explicando el funcionamiento del registro de donantes de órganos y tejidos en el país y pidiéndome que tomara decisiones sobre el tema.

Resulta que aquí todas las personas que cumplen la mayoría de edad o que se registran como residentes reciben una carta donde se les pide que elijan entre las siguientes opciones:

  • ser donante, en cuyo caso tienen que elegir concretamente qué órganos y tejidos están dispuestos a donar,

  • no ser donante,

  • designar a una persona en particular para que decida tras el fallecimiento,

  • dejar que la pareja o familiares decidan tras el fallecimiento.

En la carta se indica que es posible cambiar la opción elegida en cualquier momento a lo largo de la vida. Se incluye también una página web y un teléfono gratuito de información donde poder consultar cualquier duda que se tenga, así como direcciones web donde encontrar la carta traducida a diversos idiomas, con objeto de facilitar la colaboración de los ciudadanos.

En julio de 2020 ha entrado en vigor una normativa por la cual, si no contestas a la carta en un periodo de seis semanas, te envían una segunda carta y, si aún así tampoco respondes, automáticamente figurará en el registro de donantes Geen bezwaar tegen orgaandonatie junto a tu nombre, es decir, “sin objeciones a la donación”.

En España existe una normativa similar desde 1979, en el sentido de que se considera que todas las personas son potencialmente donantes de órganos, a menos que en algún momento de su vida hayan expresado su deseo de no serlo, ya sea por escrito o verbalmente. La principal diferencia con los Países Bajos es que no se informa de este hecho proactivamente a los ciudadanos ni se les pide que declaren su voluntad de forma oficial. Por tanto, en el momento del óbito, el personal sanitario comprueba el registro de donantes y, si el nombre del fallecido no figura en él, tiene la obligación de preguntar a los familiares, los cuales, con frecuencia, no tienen idea de cuáles eran los deseos de su ser querido, ya que muchas personas no hablan abiertamente de este tema o simplemente no se lo plantean. Como consecuencia, se crea mucha confusión y tensión en momentos que ya de por sí son duros. En mi opinión, este tipo de situaciones se evitarían con cartas como la que yo recibí al mudarme a Holanda, donde se promueve que la gente tome una decisión y la comunique.

Y tú, ¿sabes cómo funciona el registro de donantes y tejidos en tu país de residencia? ¿Incluirás entre tus propósitos de año nuevo hacerte donante de manera oficial?

¡Que pases un buen día! Fijne dag verder!