Entendiendo Róterdam

Róterdam, conocida por ser una ciudad moderna, en realidad cuenta con una historia que se remonta al siglo XIII. En esta publicación te cuento muy brevemente algunas de las circunstancias que ha atravesado esta ciudad para que no te engañe su apariencia.

Róterdam o Rotterdam (con acento en la última sílaba), como aquí la llaman, es una ciudad incomprendida por muchos e injustamente ignorada por el turismo extranjero. Bajo la idea de que en esta ciudad holandesa sólo hay industria y edificios modernos, la mayoría de turistas ni siquiera contempla la opción de venir a visitarla, eligiendo en sus viajes por los Países Bajos otros destinos de alrededor.

Pero esto es sólo una falsa creencia. Si bien es cierto que hay muchísima industria en la zona, incluyendo uno de los puertos marítimos más grandes e importantes del mundo, no podemos obviar que, por una parte, esta industria se ubica en las afueras, no en el centro de la ciudad y, por otra parte, hay multitud de bosques, parques y otras zonas verdes repartidas a lo largo del municipio.

Respecto al centro de la ciudad, presenta una arquitectura moderna - mayoritariamente -, de eso no cabe duda. Basta con echar un vistazo a los edificios en cualquier dirección para darse cuenta. Y aunque hay quien aprecia este tipo de arquitectura (incluso ha habido quien me ha comentado con ilusión que tenía la sensación de estar en Nueva York), lo cierto es que la mayoría de personas que viene de visita hace comentarios en tonos negativos, del estilo de “Róterdam es muy nueva, no tiene casco antiguo, ¿verdad?”. Casco antiguo no hay, no, pero eso no quiere decir que no se trate de una ciudad cargada de historia, y no una historia cualquiera.

Los orígenes de Róterdam se remontan al siglo XIII, cuando se estableció un asentamiento de pescadores en torno a la presa del río Rotte. Dicho asentamiento fue ganando popularidad y extendiéndose de manera que, en el año 1340, Róterdam obtuvo el estatus de ciudad.

¿Sabías que…? La palabra “dam” en neerlandés significa “presa”; así, por ejemplo, el nombre de Rotterdam proviene de la presa del río Rotte y el de Amsterdam hace referencia a la presa del río Amstel. Hay muchas ciudades y pueblos en los Países Bajos cuyos nombres terminan en -dam: Edam, Volendam, Leidschendam, Alblasserdam..., lo que da una idea de cómo se ha ido conformando gran parte del país.

Gracias al tráfico marítimo a través de los puertos que se fueron construyendo, a la habilidad de los neerlandeses para el comercio y a la fundación en el siglo XVII de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC) - cuyo fundador, Johan van Oldenbarnevelt, tiene una estatua en su honor delante del Ayuntamiento de Róterdam -, la ciudad se fue desarrollando y cobrando cada vez más importancia.

Más tarde, en los comienzos de la Segunda Guerra Mundial, Róterdam fue protagonista de una serie de acontecimientos que explican su actual aspecto, contemporáneo de los siglos XX y XXI. En mayo de 1940, tropas alemanas planeaban invadir Francia por el norte y tomaron Róterdam, entre otras ciudades de los Países Bajos y Bélgica, como parte de su estrategia. Se dio un ultimátum al gobierno neerlandés: o rendían la ciudad o sería bombardeada. La respuesta fue de resistencia, por lo que, en cuestión de unas horas, se produjeron varios bombardeos que arrasaron casi completamente la ciudad, acabando con la vida de cerca de mil personas y los hogares de más de setenta mil personas. Acto seguido, el gobierno neerlandés cedió a las tropas alemanas el resto de ciudades que habían sido invadidas, con objeto de evitar nuevos bombardeos.

Tras la Segunda Guerra Mundial comenzó la muy necesaria reconstrucción de Róterdam, apostando por una arquitectura innovadora, a modo de soplo de aire fresco tras la gran tragedia vivida. Durante este proceso, la ciudad se ganó la fama de “ciudad de trabajadores” y se popularizaron dichos como je mouwen opstropen! (“¡a remangarse las mangas!”) o je handen vuil maken! (“¡a ensuciarse las manos!”), que representan el espíritu luchador de los holandeses y su afán por salir adelante y mejorar su situación. Así, poco a poco, los roterdameses fueron avanzando en la recuperación de Róterdam hasta lograr convertirla en la gran ciudad que es a día de hoy.

Escultura “La ciudad destruida”, de Ossip Zadkine.

Cada vez que amigos o familiares han venido de visita y los he llevado de ruta por la ciudad, he procurado empezarla desde el mismo punto, uno muy simbólico y que explica muy bien lo que se puede esperar en el resto del recorrido. Se trata de la escultura “La ciudad destruida”, de Ossip Zadkine, consistente en un hombre con el pecho hueco (como puedes apreciar en la foto) que conmemora la destrucción del “corazón de la ciudad” por el bombardeo de 1940.

Como dije antes, la historia de Róterdam no es una cualquiera, sino que es una historia de superación y reinvención. Como el ave fénix, la ciudad renació de sus propias cenizas, pero esta vez actualizada y preparada para el mundo contemporáneo. Por ello te pido que, aunque a lo mejor no sientas gran interés por la arquitectura moderna, al menos reconozcas y valores todo lo que dicha arquitectura representa para Róterdam y sus habitantes.

Espero sinceramente que esta publicación te haya servido para ofrecerte una perspectiva diferente de Róterdam e incluso que quizás, cuando pase la crisis del COVID-19 y planees un viajecito, decidas darle una oportunidad. Verás que, dentro del estilo moderno, tiene muchísimo que ofrecer.

¡Que pases un buen día! Fijne dag verder!